jueves, 16 de octubre de 2014

La vida en Berlín Oriental (Benavidez, Fleming, Rueda)

La vida en Berlín Oriental



El muro de Berlín fue la división física que existía entre el Este y el Oeste de Berlín desde 1961 hasta 1989. Con el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 Berlín fue ocupada por los soviéticos; dicho territorio fue declarado como República del Este de Alemania en 1949.
Poco después la ciudad de Berlín en sí misma fue dividida entre el Este y el Oeste. El Oeste fue denominada formaba parte de la República Federal Alemana y ocupada por las fuerzas de Gran Bretaña, Francia y EE.UU. y el Este fue denominada formaba parte de la República Democrática Alemana y ocupada por las fuerzas de la Unión Soviética.
La división política de Berlín se tornó psíquica cuando en 1961, los residentes en Berlín se encontraron con una división de alambres de púas entre el Este comunista y el Oeste no comunista. Dicha división fue reforzada por el Este alemán mediante soldados y milicias, y rápidamente fue reemplazada por un muro de material de 103 millas de largo y 4 metros de alto, construido de la  a la mañana.
A lo largo del mismo fueron construídas trampas y zanjas; y solo existían 2 entradas/salidas; la más famosa fue la de Checkpoint Charlie. El muro resultó ser una barrera muy efectiva durante 25 años.

Veamos qué suele ocurrir allí donde se da la no- violencia:
1.Gobiernos dictatoriales con un partido único como sustento cuyas autoridades lo son a la vez de Gobierno y de Partido.
2Negación por principio de la propiedad privada.
3. Ninguna libertad de expresión.
4. No hay libertad de tránsito, sin recurrir al ejemplo del Muro y la imposibilidad de atravesarlo, para los alemanes orientales, y sin justificada causa, tampoco puede circularse, libremente, por el propio país y se requiere un verdadero pasaporte interno. El registro en hoteles o toda suerte de alojamientos debe ser informado de inmediato a la autoridad policial. Es exigible una autorización para transitar de ciudad en ciudad o abordar un medio de transporte.
5.       No hay libertad cultural, ni educacional y la religiosa se traba de mil maneras diferentes.
Vemos que la constante de la no-violencia, la acompañan otras constantes que podríamos llamar las del Estado absolutamente policial, que inhibe totalmente cualquier manifestación contraria a sus designios. Así se cierran todas las vías de rebelión de los pueblos sojuzgados por la dictadura del proletariado, mejor llamarla dictadura sobre el proletariado.

La violencia y la no-violencia parecieran estar, pues,  separadas por esa verdadera muralla de horror que se llama cortina de Hierro, que no es solamente materializada por el Muro de Berlín, sino que se extiende, con sus fosos, sus alambrados de 3,5 metros de altura, sus alambres electrizados, sus púas, sus fajas minadas, sensores, disparadores automáticos, perros amaestrados, guardias, torres de observación y su iluminación permanente, desde el Báltico allá en el Norte, en la línea de demarcación entre las dos Alemanias, hasta el Mar Negro.

 
Berlín vistas aéreas
El 4 de agosto de 1961 fue decretado por la magistratura de Berlín Este que los Grenzgänger fueran registrados y pagaran el alquiler en marcos de la RFA. Ya antes de la construcción del muro, la Policía Popular (Volkspolizei) de Berlín Oriental controlaba las calles y los medios de transporte que llevaban a la parte oeste a los llamados «refugiados de la República» sospechosos y «contrabandistas». Además, muchos berlineses occidentales y orientales que trabajaban en Berlín occidental compraban en el mercado negro - con una ventajosa tasa de intercambio para el Marco de Alemania del Este de aproximadamente 1:4 - los relativamente baratos alimentos básicos y los pocos bienes de consumo de lujo de Berlín Este. La economía planificada del sistema del lado oriental fue, en consecuencia, debilitada de esta forma. El muro debía servir a los gobernantes del Bloque del Este como una forma de detener la evasión de los trabajadores y campesinos socialistas mediante el aislamiento.



La situación en Berlín Oriental era muy difícil para vivir. Muchos ciudadanos decidieron escapar a pesar de la barrera que constituía el muro. Hans Conrad Schumann fue la primer persona en escapar de Alemania del Este, curiosamente era un guardia. En el momento menos esperado, se lanzó a la carrera y arrojó su fusil para cruzar al Oeste lo más rápido posible.


Otras historias de escapes:

Un 13 de agosto, Jan-Aart de Rooij tenía 14 años, era de Berlín Oriental y estaba participando en un campamento juvenil en la República Federal de Alemania (RFA), para que los niños de la ciudad pudieran respirar aire puro. Dos semanas después fue enviado hasta Berlín, pero mintió y dijo que lo dejaran en el lado occidental donde un pariente lo recogería. Pasó tres semanas durmiendo en la calle, pidiendo dinero y viendo los avances del muro. 


Hasta que un día fue al sector estadounidense y le pidió ayuda a un funcionario. Este le dio un carné y lo puso en un avión rumbo hacia la RFA. No volvió a ver a su madre hasta 1970, cuando ella obtuvo un permiso de salida. "En realidad, a mí me gustaba vivir en la RDA. Era pionero y tenía a todos mis amigos y familia allí. Pero a mí me gustaba el oeste, porque ahí podía comprar otras cosas, como revistas de Mickey Mouse, naranjas e historias de vaqueros", dijo De Rooij, ahora de 64 años. 

Hubo muchas escapadas por túneles debajo del Muro. Una mujer con un bebé encontró accidentalmente el túnel y escapó dejando el carro del bebé. La policía encontró el carro y clausuró el túnel. El túnel más largo fue realizado en la casa número 60 de la calle Wernestrasse. 29 personas escaparon desde ese lugar. 


Peten Strelzyk y Gíinter Wetzel desplegaron en secreto manuales para aprender a volar en globo, mientras sus esposas zurcían cortinas y sábanas para darle piel al sueño de volar sobre la muralla rigurosamente vigilada.En la noche del 15 de septiembre de 1979 el globo voló 40 kilómetros en 28 minutos. Sus ocho ocupantes aterrizaron siete kilómetros al sur de la frontera. Sin desanimarse aumentaron el tamaño del globo y el 17 de septiembre lo volvieron a a intentar afortunadamente lográndolo esta vez. El vuelo de los Strelzyk significó el comienzo de lo que sería la caída del "Muro de la vergüenza" pocos años después.


Cinco años más tarde, Ivo Zdarsky, un estudiante de 24 años, le injertó alas plegables y una hélice hecha a mano a un motor de auto. Le agregó el tanque de combustible y las medas y se lanzó a sobrevolar el Muro. Recorrió 100 kilómetros y aterrizó en Austria. 


Hubo quienes se inspiraron con el agua. En 1968, Kurt Meyer armó el ciclomotor acuático con el que se sumergió en el Báltico. Llevaba una brújula atada a una muñeca y tubos de oxígeno. Al llegar a Alemania occidental, estrenó la libertad y obtuvo empleo: una empresa lo había contratado para poner en la calle su modelo. 


A fines de mayo, Wilfred Tews, un hombre de 54 años que fue baleado mientras huía del Este, enfrentó en un tribunal al guardia que le disparó por la espalda. Tews tenía 14 años cuando creyó que si nadaba hasta el otro lado del canal, el destino le permitiría mezclar y dar de nuevo. En el intento, ocho balas lo dejaron tullido para siempre.

Ocho berlineses orientales que iban a bordo de un barco turístico emborracharon al capitán y al maquinista y luego buscaron un refugio seguro en el Oeste. 


Un miniauto tan pequeño que no despertaba sospechas, fue adaptado para esconder a una persona, y cruzó la frontera nueve veces con fugitivos. 


El conductor Harry Deterling aceleró su tren del subterráneo para embestir a toda velocidad las barreras de la estación Albrechtstrasse, y se abrió paso hasta el Oeste con 24 familiares y amigos. 


El ingeniero Bernd Boettger nadó 22 kilómetros detrás de un minisubmarino que había construido en casa hasta un buque faro danés en el mar Báltico. 



Uno de los escapes más espectaculares sucedió en octubre de 1965, cuando 57 residentes de Berlín Oriental pasaron por debajo del muro. Desde el mes de abril de 1957 estudiantes y familiares de los fugitivos que vivían del lado occidental habían cavado un túnel a una profundidad de 13 metros, con una longitud de 145 metros y 70 centímetros de alto, uniendo una antigua panadería en la calle Bernauer con algunos patios en la calle Strelitzer, en el sector oriental. 

1 comentarios:

Prof. Eugenia Nicastro dijo...

Excelente trabajo. ¡Felicitaciones!

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